En muchas ocasiones nos hemos preguntado porqué algunas de las personas más destacadas de forma académica no tienen un gran desempeño en la vida real, la respuesta es sencilla, un coeficiente intelectual superior al promedio tiene poco que ver con la vida emocional.
Hace años, en California un estudiante destacado apuñalo a su maestro porque se encontraba disconforme con su calificación, de acuerdo a sus declaraciones, la calificación no era justa, ademas de disminuir su promedio y tener menores oportunidades de ingresar a la universidad.
Esto quiere decir que ¿un elevado CI solo nos puede asegurar el éxito en un salón de clase? No exactamente, ya que ambas inteligencias se llegan complementar, podemos tener muchos conocimientos, pero sin la capacidad para conocernos y tampoco relacionarnos no podremos hacer mucho, del mismo modo ocurre al revés, podemos tener una gran inteligencia emocional pero nulos conocimientos.
¿Entonces que es la inteligencia emocional? La inteligencia emocional se define como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones, se conforma por 5 esferas principales, las que son:
Conocer las propias emociones.
Este primer punto es la clave de la Inteligencia emocional, basado en reconocer un sentimiento mientras ocurre. Es decir, tener la capacidad de realizar introspección para ver dentro de nosotros que es lo que en verdad nos afecta.
Por ejemplo, podemos creer que estamos enojados con nuestra pareja por engañarnos, pero en realidad estamos molestos con nosotros por no escuchar los consejos que nos daban, haber defraudado y lastimado a los que nos querían y buscaban nuestro bienestar.
Manejar las emociones.
Se refiere a la capacidad de manejar nuestros sentimientos para que sean adecuados a los motivos y circunstancias. Cuando estos se salen de control pueden generar depresión, furia, ansiedad intensa entre otros. Si sabemos cómo controlarlos y ponerlos a nuestro favor seremos capaces de convertirnos en personas con capacidad de hacerle frente a los diversos problemas que la vida conlleva y salir airosos.
Un ejemplo de esto es la resiliencia, que es la capacidad de reponerse a eventos traumáticos o de gran dificultad, usando la experiencia como combustible para salir del hoyo.
La propia motivación.
La automotivación sirve para conseguir toda clase de logros, ya que esta no necesita de un factor externo para impulsarnos. Las personas que poseen esta capacidad son mucho más productivas y eficaces en cualquier tarea que emprendan.
Reconocer emociones en los demás.
Este punto se basa en la empatía, es decir la habilidad de sentir con la piel de otro. La empatía se construye sobre la consciencia de uno mismo; cuanto más abiertos estamos a nuestras propias emociones, más hábiles seremos para interpretar los sentimientos.
Por otro lado, están los alexitimicos que no tienen idea de sus propios sentimientos y menos suelen saber lo que alguien siente.
El desarrollo de esta habilidad conlleva al altruismo, habilidad que poseen personas de sentido solidario.
Manejar las relaciones.
Es la habilidad de manejar las emociones de los demás, contribuyendo a la eficacia en el trato con los que nos rodean. El buen uso de esta habilidad nos ayuda a persuadir e influir en los demás, da la capacidad para inspirar y tranquilizar, es decir nos hace prosperar en nuestras relaciones interpersonales.
Por otro lado, la falta de esta habilidad puede generar en las personas una perspectiva desagradable hacia nosotros, ya que pueden creer que somos personas arrogantes, desagradables o insensibles.
