Una de las competencias que nos pueden ayudar en nuestro camino al éxito es la inteligencia emocional, es por esto por lo que hoy les relataré sobre esta competencia tan importante y además sobre cómo aplicarlo en los negocios y en la vida. Además, es importante mencionar que, al ser una competencia, nos ayudará en cualquier carrera y en cualquier ámbito o situación, sin embargo, en este artículo nos centraremos en Administración y Marketing ¡Empecemos! La inteligencia emocional tiene 2 componentes principales. El primero es la habilidad interpersonal, y el segundo es la habilidad intrapersonal. Ambos componentes pueden dividirse en más factores. Por ejemplo, las habilidades sociales, la empatía, la automotivación, el conocimiento de uno mismo, y el autocontrol. Imagina que eres un gerente de marketing, con personal a tu cargo, y en este mes se incorpora un grupo de practicantes que estarán bajo tu mando. Uno de los practicantes mete la pata, y como tú eres el responsable, todo el peso de las consecuencias de ese error caerá sobre ti. Cuando tú te enteras, puedes explotar, o puedes reaccionar de forma asertiva. ¿Qué harás? Tienes 2 opciones, a continuación, redactaré las 2 posibles situaciones.
- Le acabas de gritar a tu pupilo, te pones de mal humor, tu jefe te grita, te sientes triste y enojado por todo, vas a casa, peleas con tu familia, y encima no te dio tiempo para pensar en cómo solucionar el problema que se ocasionó con este error. Y para empeorar todo, sientes remordimiento y toda la noche piensas en cómo destruiste a ese chico, y, en qué estará pensando, tal vez sienta que no sirve para lo que estudió, o renuncie al día siguiente.
- Le dices a tu practicante que no se preocupe, que verán la forma de resolverlo, lo haces sentir bien, das tips para todos tus practicantes, les pides que si algo no saben pueden preguntar, y haces un plan para prevenir situaciones similares. Pero antes de las acciones que tomen mucho tiempo, como crear el plan o el feedback a los practicantes, vas y hablas con tu jefe rápidamente, planeas soluciones, llamas a tus contactos, implementas acciones y desplazas a toda la gente. Finalmente solucionas el problema, destacas por tu rápida actuación, y tus empleados se sentirán más cómodos y confiados contigo, también te verán como un líder y el trabajo en equipo será mucho mejor. Llegas a tu casa, le cuentas a tu esposa sobre tu gran hazaña, y ella se siente orgullosa, etc, etc, etc. Pero seamos más realistas, imaginemos que te enteras después de que todo está mal. Lo que te queda es trabajar para contener el problema, y si hay más creatividad, ser un líder visionario y hacer que un evento desafortunado se vuelva en una oportunidad para apalancarte hasta un punto más alto. Inclusive, sería la razón para contratar a una consultora que ayude a prevenir estos riesgos en todas las áreas.
De todos modos, hay algo que debemos decir, no podemos permitir que un momento nos arruine el día y todas nuestras relaciones, también es cierto que, bajo tristeza y enojo, no podemos pensar bien. La inteligencia emocional es la habilidad que tenemos para reaccionar ante las situaciones estresantes y el autocontrol que poseemos, las habilidades para comunicarnos con los demás de forma asertiva, la empatía para entender a las personas, ser comprensivos, y colocarnos en su posición. Además, en esta competencia no puede faltar la auto motivación, pues en cada situación, siempre es importante. Esta reflexión nos enseña algo muy importante, pues ya siendo evidente qué acción tomarías, queda decir: ahora puedes aplicar ese pensamiento en tu vida y en el ámbito profesional, pues los problemas siempre van a estar, algunos tendrán culpables y otros no, pero lo único que puede y debe cambiar es tu actitud frente a estas situaciones. En mi vida, he utilizado las desgracias o errores para crear mejores relaciones y salir adelante. Algunos errores son oportunidades para reflexionar, para sincerarse, para pedir disculpas, para acercarse a las personas, e incluso para aprender. ¡Nunca dejemos que un error siga siendo un error, hay que aprender!
Jesús Estuardo Pérez Núñez.